sábado, 19 de mayo de 2012

Oraciòn de un maestro

Tengo el convencimiento, de que las obras más perfectas, de los imperfectos seres humanos, son aquellas que nacen del corazón.
Y puesto que con absoluto convencimiento y descaro quiero ser llamado alguna vez, “Maestro”, intentaré cumplir con la asignación de definir, lo que esto es, desde la perspectiva de mí propio corazón, sinceramente, sin ruborizarme y convencido de lo que pienso, tanto, que lo escribo y rubrico. Hasta que alguien, tal vez algún genuino Maestro, es decir, un ser humano menos imperfecto que yo, me enseñe lo que esto es, realmente.
“Ser Maestro” es tener la vocación de vivir con pasión, la ciencia y el arte, de esculpir el cuerpo, la mente y el espíritu de los seres humanos, para que sean un todo armónico, hermoso consciente y bueno, para lo mejor y para el bien, insuflando en sus corazones, la inspiración de crecer, hacia la luz y hacia el amor.
Saben? las pizarras, son monstruos de espanto, dragones inmensos y malvados de color verde, la tiza, es un artilugio de hechicería, que te hace estornudar y picar la nariz, un pupitre, no es más que un ingenio de tortura y de terror y el salón de clases, un abismo oscuro y sin fondo.
Los Maestros y las Maestras, -los de verdad-, son magos, hadas maravillosas capaces de convertir el monstruo en corcel, el artilugio en rienda, el ingenio en carro y el abismo, en una llanura infinita, donde perseguir y lazar los sueños.
Ojala, que un día el señor, me conceda semejante poder… Amen.

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